Toqué fondo. Y lo único bueno de caer en lo más bajo es que sólo queda subir. The only way is up. Lo único que me complica es que muchas veces he pensado que llegué a lo más bajo y de alguna manera encuentro el recoveco inesperado para encontrar otro subterráneo. Esta vez, eso sí, creo que no se puede llegar más abajo. Con esa experiencia supongo que algo iré aprendiendo. No prometo que no cometa los mismos errores, porque la sabiduría no me da para tanto. Pero estamos avanzando… Vamos en camino a mejorar.
Estuve haciendo un análisis de esta relación fallida y saqué varias conclusiones.
-No puedo estar tan desesperada. Es decir, Basta Aldunate. No puedo caer en trance semi amoroso cada vez que noto cierto interés de parte de un hombre. ¿Dónde está la dignidad? ¿Ah? No está pues. Por eso, pretendo ponerme digna. Es una meta amplia, pero de acá al Bicentenario… algo debería avanzar.
-La convivencia es una etapa posterior en las relaciones de pareja. La próxima vez que me vaya de concubina de alguien, tengo que conocerlo mejor. No puedo irme a dormir con alguien que podría ser un presunto asesino ya que el riesgo de terminar convertida en víctima de femicidio es, según lo que veo en las noticias, extremadamente alto. Por lo tanto, no debo dormir –el estado de indefensión más absoluta- al lado de desconocidos. Y tampoco debo cambiar mi domicilio legal hasta tener un contrato de arriendo o de compra en la mano. Ir al banco a explicar que la convivencia se frustró rápidamente no da señales de seriedad en la vida.
-Debo aprender a reconocer los sentimientos y ponerles la etiqueta correspondiente. Es decir. Una cosa es la locura hormonal, otra la fascinación con un desconocido, y mucho más lejos en la escala de los sentimientos, está el amor. Eso debe ser profundo, y testigo de un conocimiento mutuo. No puedo andar declarándome enamorada semana por medio.
-El resto generalmente tiene la razón. Mayoría, gana. Cuando todos dicen “eso no tiene futuro”, existe un 99% de posibilidades que estén en lo cierto. Esto, porque las hormonas obnubilan y cuando la materia no pensante se hace cargo… mejor dejar que la democracia se haga cargo de la vida. Por mucho que odie admitirlo, no sé tomar decisiones en mi vida. Estoy pensando seriamente en habilitar una casilla de mensajes de texto para que la gente tome en mi lugar las grandes decisiones.
-La culpa no es del Hombre. La culpa es de esta mujer, hiperventilada, que sigue portándose como si el mundo fuese a acabarse mañana.
Con toda esta sabiduría a cuestas, partí a la peluquería. Y me corté el pelo, me cambié hasta el color –ok, un tono más claro, pero yo lo veo como algo abismantemente diferente- y de ahora en adelante, me tomo la vida sin estréss. Si mi destino es morir sola, con mi gato y dos amigos, so be it.
El que quiera escribirme para decir te lo dije, que tenga claro que me llegó la humildad y seguro que diré ok, eres más avanzado. Pero antes de condenarme, pregúntese a usted mismo: ¿acaso siempre hacen bien las cosas?
Estuve haciendo un análisis de esta relación fallida y saqué varias conclusiones.
-No puedo estar tan desesperada. Es decir, Basta Aldunate. No puedo caer en trance semi amoroso cada vez que noto cierto interés de parte de un hombre. ¿Dónde está la dignidad? ¿Ah? No está pues. Por eso, pretendo ponerme digna. Es una meta amplia, pero de acá al Bicentenario… algo debería avanzar.
-La convivencia es una etapa posterior en las relaciones de pareja. La próxima vez que me vaya de concubina de alguien, tengo que conocerlo mejor. No puedo irme a dormir con alguien que podría ser un presunto asesino ya que el riesgo de terminar convertida en víctima de femicidio es, según lo que veo en las noticias, extremadamente alto. Por lo tanto, no debo dormir –el estado de indefensión más absoluta- al lado de desconocidos. Y tampoco debo cambiar mi domicilio legal hasta tener un contrato de arriendo o de compra en la mano. Ir al banco a explicar que la convivencia se frustró rápidamente no da señales de seriedad en la vida.
-Debo aprender a reconocer los sentimientos y ponerles la etiqueta correspondiente. Es decir. Una cosa es la locura hormonal, otra la fascinación con un desconocido, y mucho más lejos en la escala de los sentimientos, está el amor. Eso debe ser profundo, y testigo de un conocimiento mutuo. No puedo andar declarándome enamorada semana por medio.
-El resto generalmente tiene la razón. Mayoría, gana. Cuando todos dicen “eso no tiene futuro”, existe un 99% de posibilidades que estén en lo cierto. Esto, porque las hormonas obnubilan y cuando la materia no pensante se hace cargo… mejor dejar que la democracia se haga cargo de la vida. Por mucho que odie admitirlo, no sé tomar decisiones en mi vida. Estoy pensando seriamente en habilitar una casilla de mensajes de texto para que la gente tome en mi lugar las grandes decisiones.
-La culpa no es del Hombre. La culpa es de esta mujer, hiperventilada, que sigue portándose como si el mundo fuese a acabarse mañana.
Con toda esta sabiduría a cuestas, partí a la peluquería. Y me corté el pelo, me cambié hasta el color –ok, un tono más claro, pero yo lo veo como algo abismantemente diferente- y de ahora en adelante, me tomo la vida sin estréss. Si mi destino es morir sola, con mi gato y dos amigos, so be it.
El que quiera escribirme para decir te lo dije, que tenga claro que me llegó la humildad y seguro que diré ok, eres más avanzado. Pero antes de condenarme, pregúntese a usted mismo: ¿acaso siempre hacen bien las cosas?
1 comentario:
Sólo quería poner la cara :0.
:0
Publicar un comentario